La belleza nace de la armonía. No es una dictadura estética, no obedece a cánones rígidos, a reglas definidas. La belleza es el sentido fundamental que busca Maison Valentino desde su fundación.

Esta colección representa la idea de belleza anunciada, apoyada y fomentada por el director creativo Pierpaolo Piccioli, aquí y ahora. Una idea que convierte en central lo que alguna vez fue periférico, que convierte en protagonista a aquellos que, alguna vez, ni siquiera tuvieron papeles secundarios, que busca el glamour en lo imperfecto y alejado de los cánones, una idea que amplía el espectro de la belleza.

Todo comienza de nuevo donde invariablemente todo comienza: en Roma, en el Atelier, el lugar donde las creaciones y los inventos cobran vida a través de las manos y las historias de quienes realmente hacen la ropa, de quienes imprimen su carácter en la tela a través del trabajo manual. La forma no ha cambiado. Ni siquiera la dirección ha cambiado. Y sin embargo todo ha cambiado.

El diálogo es un reflejo de uno mismo y una forma de encontrarse, buscando otros ángulos. Después de todo, nada vuelve a ser igual la segunda vez. Cada comienzo es único. Y cada comienzo nos trae de vuelta al taller, que es donde la visión se vuelve tangible.

La conversación finalmente se materializa en el desfile de moda, un momento de actualidad y la encarnación final de la idea inicial. La moda nunca es estática. El movimiento es su verdadera dimensión, desentrañada en el espacio y el tiempo.

El movimiento a lo largo de una escalera llena de historia hace eco de otros movimientos y momentos de la moda, a lo largo de los mismos escalones, que ahora se convierten en una extensión del Atelier. La representación final coincide, aunque no del todo, con la inicial. En las diferencias radica el nuevo comienzo de ulteriores viajes sin más mapas que los del sentimiento.

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